La Argentina moderna parece extraída de una obra de teatro del absurdo por la incoherencia, el disparate y lo ilógico de algunas medidas que aquí se toman. Esta semana la nota la dio las el ministro de industria de Tierra del Fuego al declarar en los medios que su sector en la isla había perdido unos 4.000 puestos de trabajo en lo que va del año (en una matemática extraña, ya que habló de 13.695 puestos a diciembre de 2011 contra 8.700 u 8.800 en la actualidad, lo que está más cerca de 5.000).
El problema está en la falta de partes para el ensamblado (lo que incluye principalmente a electrónicos como celulares, TV y computadoras) que no se debe al freno a las importaciones en sí sino a las restricciones al giro de dólares al exterior para pagar por esos componentes. Y al no pagar, ya no los mandan más, lo que reduce el ritmo de producción y consecuentemente la demanda de mano de obra.
Las incoherencias de la política del gobierno nacional en la materia son increíbles. Establecen un impuesto a la importación de tecnología como producto terminado, dan beneficios fiscales a quienes se instalen en Tierra del Fuego para producir localmente. Frenan de hecho importaciones de estos productos para dificultar más las cosas cuando el costo adicional que significa el impuesto no es suficiente disuasión. Pero luego, no dejan que los productores locales, importadores de partes, puedan pagar por éstas para mantener el ritmo de producción (recordemos que sólo en materia de celulares, la isla produjo el 80% de los casi 14 millones de celulares vendidos en 2011).
De seguir así las cosas, en breve habrá escasez de electrónicos, sean éstos importados o nacionales. Lo que se dice, apuntar después de disparar. Pero quizás lo peor de todo, es que pareciera que nos estamos acostumbrando… como el sapo en el agua hirviendo.
(fuente: elcronista.com)
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