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viernes, 4 de mayo de 2012

Tierra del Fuego vive del "modelo"

La industria de electrónicos creó empleos con altos sueldos, pero inestables, porque muchos no son efectivos; el trabajo depende de la política del Estado

Por Francisco Jueguen  | LA NACION

USHUAIA.- Pocos trabajadores vigilan el pulcro, iluminado y amplio pabellón de la planta ubicada en el parque industrial de "la isla", 3040 kilómetros al sur de Buenos Aires. Uno de ellos inserta una placa en una máquina. En segundos, un brazo mecánico la mina de pequeños componentes electrónicos. Luego, cruzando más etapas en una línea automatizada, recibe una oleada de estaño y un control fotográfico.

Prácticamente armada, la placa llega a otra nave. Allí es recibida por un creciente número de empleados enfundados en delantales impolutos y conectados a tierra o con suelas de goma. El polvo y la estática son enemigos de la electrónica. Varias jóvenes ensamblan los componentes más grandes manualmente. Una cinta se mueve durante horas. Con paciencia, unos colocan plásticos, tornillos, tuercas o etiquetas. Al final, controlan, embalan y depositan. Así se oye la melodía del milagro industrial en Tierra del Fuego.

Al escuchar, las notas desafinan. Cajas de cartón, etiquetas, cables, telgopor, manuales de instrucciones. Ese es el aporte actual del trabajo nacional a esa industria tecnológica. Lo demás, la gran mayoría de lo que se hace en las plantas del "fin del mundo", es ensamblado de insumos chinos con tecnología de punta y mano de obra local.

La sustitución de importaciones que crearía cientos de miles de empleos es sólo un relato. Datos de Abeceb.com estiman que en 2007 se importaron US$ 1221 millones en celulares terminados y otros 164 millones en piezas sueltas. En 2011 se trajeron 1222 millones en insumos del exterior y 258 millones de teléfonos completos. Caso suma cero.

Dado este panorama, según supo La Nacion, el Gobierno "profundizará el modelo" fueguino. "Luego de alcanzar un volumen de producción comenzará una etapa para sumar más proveedores locales", contó un funcionario de la provincia austral. En 2011, según la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (Afarte), se ensamblaron 1,7 millones de televisores LCD, la misma cantidad de aires acondicionados, y 11,4 millones de celulares, entre otros productos. La misma fuente provincial contó que las nuevas licitaciones de netbooks del Programa Conectar Igualdad llegarán con otras exigencias de integración nacional. Habría tres firmas interesadas en producir módulos de memoria con trabajo argentino. Otras analizan hacer cables o baterías locales. "Estamos trayendo a una empresa de etiquetas de Buenos Aires", comentó Agustín Tita, secretario de la Producción de Río Grande. Otro empresario se mostró desesperanzado con el plan oficial: "Un motor de un aire acondicionado en China cuesta US$ 5,20. Un proveedor local lo cotizó a US$ 45".

Por eso, hasta hoy Tierra del Fuego es un polo importador y no productor. En la Web de la provincia se precisa que las importaciones de máquinas y aparatos eléctricos saltaron de US$ 473 millones en 2008 a 1500 millones en 2010. Sólo en el primer semestre de 2011, las compras al exterior de esos productos habían duplicado las registradas en todo 2008.

El déficit comercial del conjunto de las industrias electrónicas llega, según estiman los empresarios y el gobierno provincial, a cerca de US$ 3000 millones anuales. Por eso, la tecnológica NewSan incursiona -a pedido de Guillermo Moreno- en el negocio de la exportación de pescado y BHG estaría esbozando proyectos de exportación de energía renovable y combustibles alternativos. Otros piensan vender vinos o incursionar en la agroindustria.

Es difícil encontrar industrias en el mundo que no ensamblen o importen. La diferencia es que las grandes compañías lo hacen en lugares baratos. Lo que abulta los precios de los electrónicos fueguinos son los costos logísticos, el elevadísimo precio de la tierra y los costos laborales. Un obrero gana, de entrada, unos $ 8500 de bolsillo (la provincia tiene el costo laboral más alto luego del de Santa Cruz).

El empleo creció pero no nació de la sustitución de importaciones sino de las restricciones que imprime el Gobierno para el ensamble. Por ejemplo, un empresario cuenta que tuvo problemas para importar una parte de un decodificador porque ya venía con algunos alambres. "Que la desarmen y nosotros la volvemos a armar acá- dice que le reclamaron-. Pero ese insumo ya tenía una certificación internacional de un tercero y haciendo eso se perdía".

En el Ministerio de Industria estiman que los puestos de trabajo en el ensamble pasaron de 2000 en 2008 a 12.000 en la actualidad (un alza del 500%). Para el gobierno fueguino esa industria ya ocupaba 3962 empleados en 2008 y que se llegó a los 8273 a mediados de 2011 (una variación del 108%). Más allá de las discrepancias, el efecto multiplicador es visible. Ese efecto fue un golpe en el primer trimestre del año, cuando hubo cerca de 1000 contratados menos por las trabas a las importaciones.

"Son muy rigurosos con los permisos y los tiempos de permanencia en la línea de montaje", dice un empleado de una firma en Ushuaia. "Hay una interna feroz porque pagan muy bien y todos quieren quedarse. Muchos trabajan hasta 12 horas para poder ser efectivizados", explica otro trabajador, que agrega que se trata de un oficio que "quema la cabeza".

Pocos nativos

Tierra del Fuego es una pequeña Argentina. Son pocos los nativos. Datos oficiales estiman que en 1991 la población era de 69.300 habitantes y que llegó a 127.000 en 2010. El nuevo asentamiento precario en el sur del Río Grande, en el que 1800 familias sufren un crudo invierno sin servicios, es parte del sueño de un salario industrial. No es raro ver autos lujosos en los estacionamientos de las fábricas o desfilando por las tardes en el centro de Ushuaia. "La plata no pesa en la vivienda, ya que es muy cara y muchos vienen a hacer una diferencia e irse -analiza Héctor Terrado, gerente de Radio Victoria-. El auto es una muestra de su crecimiento. Se puede ostentar y se pueden llevar."

La imposición del Gobierno a los empresarios para la creación de empleo es bien limitada. Por ejemplo, la resolución 153/2011 exige a la firma Monitar que tome "cuatro empleados" para la fabricación de netbooks y notebooks del Programa Conectar Igualdad para un "volumen de producción mínimo de 20.000 unidades por año". Ese tipo de normas se multiplican en el Boletín Oficial. Según empresarios, son "proyectos de mínima" que dan "flexibilidad".

Las empresas tienen también otros beneficios. En "la isla" las sociedades no pagan impuestos a la importación ni a la exportación, pero tampoco abonan IVA ni Ganancias. En las ventas de productos al continente cobran el 21% en concepto de IVA, pero no deben desembolsarlo al Fisco.

Datos oficiales indican que cerca del 60% del empleo en las fábricas de electrónica fueguinas es efectivo, mientras que los demás son contratados por proyecto. Sin embargo, dentro del primer porcentaje sitúan al llamado Personal Permanente Discontinuo o PPD. Son contratos que sólo aseguran cuatro meses de trabajo a los empleados.

No se puede hacer una industria por decreto. Todos los consultados por La Nacion concuerdan en que esto la hace frágil y dependiente de los vaivenes políticos. Esta industria nació con la ley 19640 sancionada en 1972 con la que se creó un régimen especial fiscal y aduanero. La justificación fue geopolítica y hoy todavía resuena. "Este régimen sirve para poblar", esgrime un funcionario provincial. La última provincia argentina fue ocupada mayormente por chilenos. Con los problemas limítrofes, el régimen tuvo un auge alfonsinista que murió con Carlos Menem.

El Gobierno lo impulsó a través del fomento del consumo interno, algunos decretos de abrigo de la actividad, el "comercio administrado" (licencias no automáticas, procesos de dumping y otras trabas a la importación) y la ley 253 de agosto de 2009 -conocida como el "impuestazo tecnológico"- que eliminó la exención de impuestos internos y duplicó el IVA a los productos electrónicos que no se ensamblaran en "la isla".

Ahí se juega el trade off. La industria de electrónicos, pese a nacer de la política, tiene un impacto económico y social concreto. Creó empleos, paga salarios altos y, por eso, atrajo una fuerte migración argentina a un lugar denominado, con razón, "el fin del mundo". A contramano, todos los argentinos pagan precios mucho más elevados para productos tecnológicos y electrónicos, lo que limita su acceso.

Ninguna firma electrónica de Tierra del Fuego exporta. No pueden competir, por lo que dependen del mercado interno y su boom. "Nuestro miedo es la inflación -resopla un empresario-. Los ricos seguirán consumiendo, pero a los demás, ¿hasta cuándo les sobrará plata para comprar un LCD?"

los numeros

108%
Es la tasa de expansión del empleo registrado entre 2008 y 2011, según el gobierno de la provincia.

$ 8500
Es el sueldo de bolsillo que cobra un obrero que recién ingresa a la industria electrónica en la isla

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